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Carta abierta sobre el Coronavirus

Carta de un padre

En los últimos días me he acostumbrado a hablar de confinamiento, en Guatemala diríamos encierro, pero en Pamplona la palabra «encierro” tiene su propio y singular significado: una frenética carrera frente a un grupo de media docena de toros que corren desaforadamente… Imaginar esa figura, me impide pensar que estoy encerrado, sino confinado, las costumbres sin duda parecen modelar el significado de las palabras conforme se utilizan.

Existen otras palabras que, cuando vengo a Pamplona, me parecen incomprensibles, parecer tener un significado, o un valor diferente. Eso me ocurre con las palabras distante, rudo, frío, que son los adjetivos con que los habitantes de Pamplona se describen a sí mismos: rudos, fríos, distantes…

Hace dos días recibí un correo informándome que Ia organización Campus Home, que administra los apartamentos rentados por estudiantes como mi hijo, seguiría brindando el servicio a él y a más de 250 estudiantes que habían decidido, o se habían visto obligados a permanecer en Pamplona hasta terminar el curso semestral. Informaban que debido a las restricciones muchos de estos jóvenes no podían volver a su país, hasta que finalizara la emergencia, y que su empresa seguiría proveyéndoles servicios.

Luego de leer la nota la respondimos, agradeciendo su buena disposición, indicándoles que nosotros nos quedamos varados en Pamplona, y que esa situación impedía a Manuel retornar, aunque lo quisiera. Les indicamos que confiábamos en que Manuel estaba seguro con ellos, lo que nos simplificaba el problema que teníamos pues ninguno de nosotros podía volver a Guatemala, hasta que se normalizase todo.

A medianoche. de ese día, recibimos el siguiente mensaje por whattsapp:

¡Buenas noches Juan Luis! Soy Karla la coordinadora del piso donde está Manuel, disculpe la hora espero que estén bien y que pronto puedan retornar a casa, quiero que estén tranquilos de que Manuel estará bien allí en el piso, no les faltara nada. ¡Gracias por el mensaje para Campus home! Nos conmueve mucho, hacemos con todo el cariño nuestro trabajo, es nuestro compromiso. ¡Un abrazo para usted y su esposa! ¡Que pasen buenas noches!

iQué poder tan grande el de las palabras! Un pequeño mensaje solidario, de cinco líneas alivia nuestro corazón ansioso, asegura nuestra más grande preocupación, tiene un poder curador, mejor que el de cualquier bálsamo. También es cierto que, lamentablemente, en otras ocasiones las palabras pueden destilar el más mortífero de Ios venenos… Expresan también lo peor de los hombres.

No esperábamos el mensaje de Karla, pero lo agradecimos mucho, lo hicimos sobre todo porque nos expresó su cariño, su compromiso con su trabajo y con los jóvenes que tiene a su cargo. Ella deseaba asegurarnos que podíamos estar tranquilos, porque ella y sus compañeros de trabajo velarían porque nuestro hijo estuviera bien. A pesar de las restricciones y de los riesgos al que están expuestos.

Su mensaje nos transmitió calma al asegurarnos que seguirán apoyando a nuestro hijo y a los hijos de tantos padres, que como nosotros hemos confiado en ellos nuestro más grande tesoro.

Un mensaje cariñoso como este, en las circunstancias actuales, alivia al espíritu, acerca a los desconocidos, nos impulsa a luchar juntos, a confiar en los otros, a aumentar la esperanza, asegurándonos que podremos resolver cualquier circunstancia, si cerramos filas en tomo a nuestra propia humanidad. Muchas gracias Karla por su mensaje.

Y aquí es donde no comprendo algunos vocablos de esta región, me confunden algunas palabras. Por ejemplo, cuando un navarro nos dice, “encierro” entienden correr con toros y nosotros confinamiento. Cuando dicen, en Navarra somos rudos, fríos y distantes, nosotros entendemos todo lo contrario, porque son amables, calurosos y próximos…

Un pequeño mensaje… Una ventana enorme a la esperanza.

Juan Luis Fuentes

Pamplona 31 de marzo de 2020.

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